José María, ‘El Pibe’. Limpiabotas.
67 años. Nació en Zaragoza. Suele trabajar en la esquina de la calle París con Enrique Granados, en el Eixample de Barcelona. Alquila una habitación en un piso del barrio. No tiene familia, creció en un orfanato y no se ha casado ni ha tenido hijos. Salió en una escena de la película “El Gran Vázquez”, protagonizada por Santiago Segura pero es más conocido por aparecer a menudo en APM, un programa de entretenimiento de TV3. Frase: “El intelectual es un hombre que dice una cosa simple de un modo complicado, un artista es un hombre que dice una cosa complicada de un modo simple”. Charles Bukowski
Artista
El Pibe no ha tenido una vida fácil que digamos. Nació literalmente en una caja de zapatos. Lo dejaron abandonado y lo llevaron a un hospicio, donde pasó toda su infancia. A los dieciséis años dejó de estudiar y empezó a buscarse la vida. Desde entonces, ha trabajado en todo lo que ha podido: de pintor decorador, de carpintero tramoyista, fregando platos, de hippie vendiendo manualidades cuando estuvo en Ibiza… incluso durante un tiempo fue futbolista, era extremo izquierdo del Club Deportivo Aragón, y también llegó a ser boxeador. La vida le ha dado muchos golpes pero su filosofía siempre le ha llevado a “seguir adelante”. Desde hace más de treinta años reside en Barcelona, donde ha encontrado su sitio como limpiabotas. La verdad es que la vitalidad y el humor con el que afronta todo es extraordinario.
¿Por qué se hace llamar Pibe?
Son cuatro letras. La P de poeta de cachondeo, la I de inteligente callejero, la B de betunero y la E de español.
Es un limpiabotas poeta.
Y también me invento palabras.
Sorpréndame.
Mire, los zapatos se llaman ‘tachines’ porque cuando andas vas haciendo ‘tachin’, ‘tachin’. La camisa es la lima y los pantalones son los cagilandris. Y los gallumbos son los cagalilis, porque de vez en cuando se queda ahí algo.
¿Se puede conocer a una persona por los ‘tachines’ que lleva?
Uno ya puede ir con un traje nuevo de trinca que si lleva los tachines sucios no vale un ‘gui’, ni un duro. Las mujeres hoy en día ya no miran a los ojos, se fijan en los zapatos.
Le traeré los míos. ¿Cuánto me cobrará?
El Pibe limpia los zapatos gratis a todas las personas mayores de noventa años que vengan acompañados de sus padres. Al resto cinco loros (euros).
Jajaja… ¿le va bien el trabajo?
Soy rico. No ve que tengo una caja y un banco. (Ver foto)
Se lo toma con sentido del humor.
¡Eso no hay que perderlo nunca! La verdad es que ha bajado mucho la faena, ya no se limpia como antes. Hace años había llegado a limpiar 32 pares en una mañana, cuando estaba en forma.
¿Y ahora cuántos limpia al día?
Depende del día, sobre una quincena. Es complicado. Ya no hay salones en los que trabajar y la mayoría de ‘limpias’ -quedan entre siete u ocho en la ciudad- estamos por aquí, a 200 metros el uno del otro.
¿Se llevan bien entre ustedes?
Nos respetamos y nos tomamos una cañita de vez en cuando. Hace muchos años que nos conocemos.
¿Cuánto tiempo lleva en el oficio?
Empecé en Madrid en un bar antes de venir a Barcelona. Y aquí ya llevo más de treinta años.
Tendrá un sinfín de anécdotas…
He visto de todo. Había un señor que se llamaba Idilio que venía con un zapato de cada color, un Sebago negro y el otro color burdeos. Yo le decía: “Don Idilio perdone usted, me viene usted con el arcoíris”. Y me contestaba: “Va hombre va Pibe, siempre igual, sigue contándome historias”. Yo le dejaba los zapatos cada uno de su color. Él en el fondo ya sabía lo que hacía, se pensaba que así me ponía a prueba.
No se quejará por no tener clientes curiosos…
Luego también había un tío que venía una vez al mes y siempre me daba 50 loros antes de empezar. Me decía: “Toma Pibe, que tú los necesitas”. Me cabreaba un montón, me lo daba por la cara, no me los merecía. Yo sólo le pedía cinco pero él insistía. Era un buen hombre.
Es de bien nacido ser agradecido.
Sin duda, clientes así he tenido muy pocos. Hay gente buena en el mundo, ¿sabe?
Lo sé.
Tengo un gran recuerdo de las monjas que me cuidaron en el orfanato. La hermana Visitación me ayudó mucho, le tengo mucho cariño.
Así que pasó la infancia entre monjas.
Sí, sí. De ahí que sea creyente de toda la vida. Yo rezo todos los días. La Virgen del Pilar siempre está conmigo.
¿Qué le pide?
Le pido que me dé energía y trabajo.
Pues le veo estupendamente.
Siempre he vivido con lo que he tenido. Ahora estoy bien. Pero ha habido épocas que lo he pasado fatal. ¿Alguna vez ha dormido en la calle?
No.
Es duro. Hueles mal y nadie te quiere. Aprendes a espabilarte, a ganarte la vida. Le animo a que lo pruebe, como experiencia. A ver cuánto aguanta. Sin un duro, solo y en invierno, ¿eh?
Hay que tener mucho valor.
Luego escribe un reportaje y yo le busco un título.
Queda dicho. ¡Hasta pronto Pibe!
Hasta la próxima hermano.
P.D: Si quieres tener un recuerdo de esta entrevista en forma de camiseta con la frase “El intelectual es un hombre que dice una cosa simple de un modo complicado, un artista es un hombre que dice una cosa complicada de un modo simple”, click aquí.
Grande Pibe! Queda pendiente ir a limpiarme los zapatos en la esquina de Enrique Granados con París!
Ojalá no desaparezca nunca este oficio! Ni gente como Pibe, ni periodistas como tu que nos las hace mas cercanas, me ha gustado mucho 🙂
Interesante proposición, pasar unos días en la calle sin un euro en el bolsillo y hacer así un articulo de lo experimentado, que gracioso el Pibe.