Álvaro Bayona. Deportista de élite en silla de ruedas.
29 años. De Bagà (Barcelona). Hace tres años un alud le dejó inválido de cintura para abajo. Trabajaba como guía de montaña y entrenador de esquí, ahora cobra una pensión por minusvalía. Vive solo, sin ayudas. Sigue practicando sus deportes favoritos: esquí, surf, wake y natación. De hecho en este último ha competido con el equipo nacional hasta que se lesionó recientemente en el hombro. Si todo va bien participará en los Juegos Paralímpicos de Rio de Janeiro en 2016. El octubre pasado salió a la luz el documental Camí d’Alaska (ver aquí) para reflejar su historia de lucha personal. Frase: “Quien adelante no mira, atrás se queda” Refrán popular.
Álvaro siente nostalgia por el pasado. Añora estar encima de una cresta. De pie. Con el viento picándole en la cara. Con la tabla de snowboard en la mochila. Pero ello no le entristece sino al contrario, le enorgullece y le motiva para entrenar y trabajar duro en su rehabilitación. No podrá volver a caminar pero sí experimentar todas esas sensaciones aunque sea montado en una silla. El deporte es su pasión y practicarlo a diario hace que viva apasionado. Además, su afán por querer ir siempre “más allá” le lleva a no rendirse y a plantearse viajes a Alaska como el que tiene en mente. Me confiesa que toda la vida se ha dado “tortazos” pero, como bien dice, “lo importante no es cuántas veces te caes, sino cuántas te levantas”.
¿Seguro que no te molesta remover el pasado?
No, no, para nada. Es totalmente pedagógico.
¿Cómo recuerdas aquel 15 de enero de 2010?
Era un viernes cualquiera por la mañana. Un día soleado. Había nevado y me fui con los amigos a esquiar a Masella. Subiendo por el Jumbo –telesilla que llega hasta arriba de la estación- vimos que había una pala que había acumulado más nieve.
¿Fuera de pistas?
Sí. Pero mucha gente baja por ahí cuando hay nieve. Teóricamente una estación de esquí tiene que tener controlado todo su dominio esquiable…
¿Qué pasó?
Hice una diagonal como medida de precaución para cortar la placa por si acaso. Iba a ser el primero y bajé unos metros para situarme. En el momento en que me giré para avisar que me lanzaba vi que yo estaba quieto pero toda la montaña se movía…
…
Me fui con la corriente de la avalancha. Bajé por ahí volando y caí de espaldas. Choqué contra una pilona y luego llegué casi a pie de pistas.
¿Sentiste que te habías hecho daño al momento?
Noté un “crack” y ahí ya supe que algo grave había pasado. Estaba enterrado hasta los hombros, quería moverme pero las piernas no me respondían.
¿Cuándo supiste que ibas a ir en silla de ruedas?
Me lo dijeron en la UCI pero desde un primer momento ya era consciente de que tenía una lesión medular y no iba a poder andar. Antes de que viniera el helicóptero ya le dije a mi amigo Fernando que no iba a poder hacer snowboard nunca más.
¿Cómo lo asimilaste?
Los once días que estuve en la UCI tuve mucho tiempo para darle al coco y cuando salí de ahí ya quise tirar para adelante. Me subieron a planta y fue un cambio radical. Ya podía escuchar música y daba caña por el hospital. Quizás me ha ido afectando todo después, al tiempo.
¿Ahora estás bien?
Sí. Bueno… hay tonterías que me cuesta aceptar pero es lo que hay.
¿Por ejemplo?
Siempre he sido muy manitas y ahora para atornillar cualquier cosa me paso media hora porque pierdo la estabilidad y no puedo levantarme. Es frustrante… aunque hay incomodidades mucho peores. Sobre todo cada noche cuando duermo, estoy como un tronco porque no puedo mover la cadera y si trato de girar el cuerpo es como si me dislocase la cintura.
¿Hasta dónde notas sensibilidad?
Todo, sensibilidad la tengo en todo el cuerpo. Lo que no tengo es movilidad articular y la fuerza suficiente para aguantar estar levantado.
¿Te ha cambiado mucho la vida?
No he cambiado el tipo de vida. Soy el mismo, con los mismos colegas y moviéndome por las mismas zonas y ámbitos. Y practicando los mismos deportes pero en silla de ruedas.
Eso te debe hacer sentir fuerte.
Sí porque en el fondo sé que soy muy frágil. Hacer deporte es sinónimo de salud mental. Aunque tenga una lesión, si dejase de entrenar y moverme, dejaría de crear endorfinas y tendría malestar. Entraría en depresión y todo lo que fuera salir de casa me daría pereza.
Veo que hablas con conocimiento de causa…
No lo dudes. Antes me preguntabas si tenía algún lema y la verdad es que no. Pero lo que sí sé es que hay que tener mucha paciencia y creer en que si tú haces las cosas bien, todo acabará saliendo bien.
Esa es la idea que transmite el documental.
La verdad es que la grabación empezó de forma espontánea. Un colega que me vino a ver al Instituto Guttmann –centro de rehabilitación- quiso hacerme un video como recordatorio. La historia está en que, no es por tirarme flores ni nada, pero allí era el más motivado por hacer cosas.
Tu testimonio puede ser de gran ayuda.
Si mi manera de ser transmite a la gente fuerzas y motivación pues mejor. Allí pasé cinco meses rehabilitándome y me lo pasaba bomba porque estaba cada día unas cinco horas haciendo actividad física. Los médicos me veían animado y me hacían ir a ver a los chicos que entraban para que vieran que no se acababa el mundo.
Ahora podrán ver el documental. ¿Por qué se titula Camí a Alaska?
Como amante de la montaña, las mejores nieves que hay en este planeta están en el Ártico. En dos años quiero ir a Alaska, ahí te hartas de vida.
Tu vida es tu mensaje.
Amén.
Video de Álvaro Bayona disfrutando de sus deportes preferidos: http://www.youtube.com/watch?v=x2v3BIEMo-8 P.D: Si quieres tener un recuerdo de esta entrevista en forma de camiseta con la frase “Quien adelante no mira, atrás se queda”, click aquí.
Me ha encantado Juan! Todos necesitamos contagiarnos de esas ganas de vida y de superación, que a veces se nos olvida…
Buenísima entrevista! Muy muy inspiradora!
Oh! Bienvenido de nuevo!
Alvin¡ tremenda actitud men¡ Vamos Con Todo¡ ojalá que podamos palear duro en el agua, en algún momento, en algún lado¡ Abrazo¡
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