A lo largo de la vida nos vamos repreguntando cuáles son nuestros sueños. La verdad, es necesario y muy sano reflexionar de tanto en cuanto sobre uno mismo; nos acerca a poder darle un propósito a la vida, la cual justamente se trata de vivirla con propósito. Las personas felices saben bien lo que quieren en la vida y se esfuerzan en ello. Por eso está bien soñar pero mejor es hacerlo despierto, poniéndolo en práctica.
El caso es que cuando somos jóvenes y tenemos todo por delante seguramente tengamos los sueños más abstractos (ser feliz, casarme con mi media naranja…) y grandilocuentes (escribir un libro, montar una empresa…) pero a la vez más puros y auténticos. Así van pasando los años y vamos redefiniendo y/o concretando esos sueños. Lo mejor de todo es que algunos de ellos se van cumpliendo.
¿Y somos realmente conscientes?
Me atrevería a decir que ¡No!
Queremos siempre más, vamos acelerados y tenemos tantas cosas en mente que muchas veces nos olvidamos de saborear el presente, en efecto, de vivir. Por eso revisemos cuáles eran nuestros sueños y démonos cuenta de si realmente los estamos disfrutando.
En definitiva, soñemos mucho, pero, sobre todo, vivamos nuestros sueños.
Ha hecho falta una situación extraordinaria para que volvieras !!! Enhorabuena