Luis Font Marcet, emprendedor con alma.
36 años. De Barcelona. Casado, 3 hijos. Licenciado en Empresariales, especializado en marketing y ventas. Fundador de Robin Good, marca de alimentos procedentes de empresas sociales. Les han otorgado el Premio de Joves Empresaris de Catalunya a la Emprendeduría Social. Asimismo, a lo largo de su vida ha adquirido vínculos con múltiples ONG’s: Veïns del Món, Ared, Por Una Sonrisa en África, Punt de Referència… Y otras iniciativas, que forman parte de sus hobbies y lidera con amigos, son @celebralavida que pone en valor su actitud vital y @cerdanya_lovers donde comparte su pasión por la montaña, excursiones e ir a buscar bolets. Frase: “Nada sucede a menos que primero sea un sueño” – Carl Sandburg.

ALMA
Luis me confiesa que tiene un defecto: es muy disperso. Yo le digo que ojalá todos tuviéramos tantas ganas de hacer cosas como él. No para quieto, le sale de dentro involucrarse en tantos proyectos como ve con posibilidades de mejorar este mundo. Desde organizar partidos de fútbol en prisiones a acoger en su casa a un inmigrante marroquí o a un refugiado político nicaragüense, su compromiso social es digno de Premio Nobel. Ahora, a través de Robin Good, empresa social que creó en 2018, ha conseguido materializar su vocación: ayudar a las personas en riesgo de exclusión social a empoderarse a través del trabajo. Sin duda, una persona con alma, es decir, generador de impacto positivo allí donde va. Gracias por tu ejemplo Luis, eres un anónimo extraordinario de los pies a la cabeza. ¡A seguir dejando huella y soñando en grande!
Empecé a conocer empresas muy pequeñas que daban trabajo a grupos de personas discapacitadas o en riesgo de exclusión social que me comentaban: “¡Oye, es que si vendo más, duplicaré la plantilla; podría hacer turno de tarde y contratar a diez personas más!” Y les decía: “¿Y por qué no lo hacéis?”
¡Ahí se te encendió la luz!
Sí… pensé en montar una distribuidora de alimentación de productos sociales para ayudarles a vender más.
Antes tuviste que dejar la empresa familiar…
Y convencer a mi mujer…
No se trataba de un mero cambio de profesión…
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