Javier Iriondo. Publica ‘Donde tus sueños te lleven’.

45 años. Nació en un pueblo de Vizcaya y vive en Valencia. Emprendedor, escritor y ex deportista profesional. “Creo que es bueno creer en algo, llámese Dios o no”. Frase: «No nos hace falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas». Séneca.

Desde las entrañas

Dice que le daba pánico hablar en público. No sé si creerle a tenor del don de palabra que exhibe. Lo que sí creo gracias a él es que las personas pueden cambiar. Él tocó fondo y tomó una decisión radical: transformarse. Su experiencia le permite afirmar que “en la vida lo único que te puedes llevar es lo que tú das”. Por ello, ahora nos brinda Donde tus sueños te lleven, un libro escrito “desde las entrañas” para que el lector tome auténticas decisiones. Su única pretensión es que la historia que ha plasmado, a medias novela y libro de autoayuda, pueda ser inspiradora y de influencia positiva. Pablo Motos, quien no conocía de nada a Javier, prologa este libro después de haberse quedado prendado.

Llegó un momento en que no me veía capaz de nada, en el que dejé de creer que podía. Recuerdo un sentimiento de impotencia descomunal.

¿Cómo llegó a esa situación?

A los veinte años fui a EE.UU a competir profesionalmente en pelota vasca. Pero lo que era un sueño se convirtió en una pesadilla. El deporte entró en una huelga que acabó alargándose dos años y entré en un entorno tóxico que me llevó al alcoholismo y a la ruina.

Sin embargo, veo que lo recuerda con cariño…

Es una decisión personal. En la vida todos tenemos experiencias negativas y positivas, y todas ellas son nuestra academia, nuestro aprendizaje. Para mi aquello fue una lección. En todo problema hay la semilla de algo positivo. Y a veces cuando no consigues lo que quieres, encuentras tu destino.

Un volver a empezar…

Sí. De cero, bueno no, de menos mucho. Volví a España pero no tenía estudios ni preparación previa, tenía una falta de confianza total y estaba lleno de miedos y dudas. Tuve que desaprender un montón de cosas para poder creer que yo podía.

¿Cómo recuperó la confianza consigo mismo?

Los libros me hicieron ver que había otro mundo. En un año leí unos sesenta libros, cosa que no había hecho jamás. Fueron los que me empezaron a decir cosas positivas por primera vez en la vida. Con ellos comencé un proceso de desarrollo personal a base de irme quitando capas y convirtiéndolas en confianza.

¿Recuerda algún libro en concreto?

El cuento de El vendedor más grande del mundo lo apliqué al pie de la letra. Hice lo mismo que el personaje del libro y me leí los diez pergaminos del buen vendedor noventa veces al mes, cada día por la mañana, tarde y noche. Hasta el punto de sabérmelos de memoria.

Tendré que leerlo, ¿no?

Si tú lees un libro muchas veces dices: “¡Ah qué bien!” Pero la teoría no vale para nada en el mundo. Lo que importa es lo que tú haces con lo que tú sabes. Que tú sepas algo no quiere decir que lo hagas.

No siempre somos racionales.

Todo el mundo sabe que fumar es malo, ahora ¿cuánta gente fuma? Tenemos comida para dar de comer a todo el mundo pero cada segundo muere una persona de hambre. ¿Tiene lógica? Ninguna. Mucha gente empieza un curso de inglés, ¿cuántos lo acaban? Mucha gente comienza una dieta, ¿cuántos la terminan?

Hay que conseguir transformar el sueño en realidad.

Transformar sueños no, sino transformarse a uno mismo.

…

Lo importante no son los sueños, los sueños son de alguna manera aquello que te va a ayudar a tener energía y motivación para seguir luchando. Al final, lo realmente importante es la clase de persona en la que te conviertes en ese proceso, no lo que consigues.

Si pero… ¿cómo se pasa de la teoría a la práctica?

En el comportamiento diario. En mi caso fue aplicando lo que los libros me iban diciendo. El gran cambio fue confiar en mí, pasar del “yo no creo que puedo” a “sí que creo que puedo”. Hay que coger la palabra imposible y tirarla al cubo de la basura.

Hombre… ¡volar no podemos!

¡Sí! Seguro que no, de momento. Pero hay que quitar esos límites. ¡Qué nadie te diga que no puedes!

Dime con quién vas…

… y te diré quién eres. Es así. El entorno tiene un poder enorme, mucho mayor del que podemos creer. El entorno te manipula y no te das cuenta. Te dirige donde quiere.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Es responsabilidad de cada uno. Con otra persona tú puedes animarla o restarle esperanza. Cuando hablas con alguien puedes influirle de forma destructiva o constructiva. Eso forma parte del entorno.

¿Y lo que no depende de uno mismo?

Uno tiene que empezar a decidir en su vida qué es lo que le influye de manera positiva y qué es lo que le influye de manera negativa. De la misma manera que en una huerta, si no haces nada, nacen hierbajos, en la vida, si no haces nada, te rodea el ambiente negativo.

¿Usted nunca piensa en negativo?

Nadie se libra de eso. Si yo le dijera que estoy todo el día feliz y contento le estaría contando la mayor mentira de la historia. Lo que vas aprendiendo es a que esas emociones negativas no te controlen tanto, a minimizar el tiempo de negatividad.

Déme algún consejo.

Cuando entras en un bucle negativo y empiezas a darle vueltas y vueltas a una historia y un grano de arena lo conviertes en gigantesco, tienes que decir: “¡Eppp!” y pasar a pensar en alternativas, soluciones y qué es lo que puedes hacer.

¿Así de fácil?

Tienes que hacer algo que cambie tu fisiología, un chasquido o algo que llame tu atención, y decir: “¡aquí mando yo!” Y como eres dueño de ti mismo intentas no dejarte arrastrar por esa negatividad.

¿Y para ser positivo?

Levántate cada día dando las gracias y libre de cambios, es decir, estar dispuesto a enfrentarte a todo lo que venga.

P.D: Si quieres tener un recuerdo de esta entrevista en forma de camiseta con la frase “No nos hace falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas”, click aquí.