Jaume Vives Vives, periodista con causa.
22 años. De Barcelona. Estudiante de Periodismo. Fundador del diario digital El Prisma junto con unos colegas. Autor de dos libros sobre la pobreza: Las putas comen en la mesa del rey y, recientemente publicado, Pobres pobres: 8 días viviendo en la calle. Twitter: @jaumevivesvives. Le gusta cantar y tocar el ukelele en un mirador viendo Barcelona. Y también ir por la noche a Collserola a ver jabalís. Frase: “Si quieres conocer a una persona no le preguntes qué piensa sino qué ama” – San Agustín.
Tener un amigo mendigo
“La gente que lea esta entrevista seguramente tenga familia, tenga una cama, esté estudiando o trabajando… Hay gente que no tiene ni eso. Y por no tener, no tiene ni amigos, no tiene nada en el mundo. ¿En serio no somos capaces de ayudarlos? Seguro que cada uno puede aportar algo, lo que sea. Para empezar, no hemos de verlos como unos extraños desgraciados. En las colas de los comedores sociales veía personas que podrían ser mi abuelo. Y si fuese mi abuelo me desmayaría, se me rompería el corazón. Por eso, porque incluso el día de mañana puedes ser tú –en la calle hay gente de todas las clases-, tenemos la obligación como sociedad de echar un cable a las personas que viven sin techo. Y se empieza por considerarlos nuestros amigos. Harás bien y te hará bien”.
Pareces mucho mayor con esta barba…
Jaja el caso es que me gusta –creo que soy al único- y además el 13 de agosto me voy al Líbano y es una forma de camuflaje para no parecer un occidental.
¿De turismo?
No. Se trata de mi tercer proyecto personal relacionado con el periodismo. Voy a visitar los tres principales campos de refugiados sirios que hay en Líbano afectados por la guerra civil en su país. En concreto, me quiero centrar en los cristianos que están perseguidos por los grupos rebeldes más radicales y sufren una situación más cruenta si cabe.
Te gusta contar lo que nadie cuenta.
Para mí es una motivación dar a conocer la realidad de aquellos que más sufren y están olvidados por los medios. Y si puedo vivir y contar la noticia desde dentro, mucho mejor.
Como cuando viviste como un mendigo…
¡Sí! Entonces quise aproximarme a la pobreza y miseria del cuarto mundo, una realidad muy cruda que existe en las mayores ciudades del mundo, también en Barcelona.
Cuéntame un poco…
Pues cogí un saco de dormir, un jersey, cinco libretas, varios bolis y ya está. Bueno, y el DNI. Y me fui a la calle, me puse a caminar sin destino, a la aventura.
¿Cómo te sentías?
Hemos de partir de la base que ni de lejos sentía lo que siente un pobre. Un pobre no sabe si volverá a casa y seguramente no volverá. Yo sabía que volvería. Hubo momentos en los que lo pasé mal, me sentía solo, aburrido, sin saber qué hacer entre la comida y la cena. Luego conocí a un grupo de mendigos y ya fue diferente.
¿Pasaste hambre?
El primer día tuve la suerte de encontrarme a una mujer que me dijo dónde daban comida todos los días. En los comedores se come lo que te ponen, no lo que quieres, pero están bien, no se pasa hambre.
¿Y dónde dormiste?
Encontré un cajero automático libre en la calle Mallorca.
¿Qué es lo que más echaste de menos?
¡Una ducha! En los ocho días no me cambié de ropa y al final tenía que dormir sin camiseta porque se me enganchaba al cuerpo y daba asco. (Inciso, los pobres no dan asco como yo, en los centros se duchan y les dan ropa limpia).
¡Tiene su mérito!
No. Error. No me gusta nada que me lancen flores por esto que he hecho. No lo considero ninguna heroicidad, en ningún momento me jugué la vida. Tenía algo de miedo, pero por lo desconocido, no porque me fuera a pasar algo.
En todo caso, mérito periodístico.
Es más útil el que está cada semana acompañando a los pobres que no un periodista que investiga durante una semana. Ahora, ojalá el libro pueda ayudar a muchos a cambiar su percepción sobre los pobres.
¿Qué pretendes?
Romper esquemas, despertar conciencias, cambiar el chip de algún lector… solemos meter a todos los mendigos en el mismo saco cuando cada caso es un mundo diferente, ninguna historia tiene nada que ver con la otra.
Los prejuicios siempre son injustos.
Es normal que tengamos ideas preconcebidas, pero eso no implica que hayamos de basar nuestro conocimiento en ellas. Hemos de hacer el esfuerzo de conocer a las personas, de hablar con ellas, y seguramente se nos romperán todos los prejuicios.
Vale la pena…
¡Y tanto! Un día vi a un tío que estaba muy mal, demacradísimo, parecía que tenía sida. La verdad es que me daba como igual, no me daba pena y pensé: “por la vida que llevas, te lo has buscado”. Luego hablé con él y me enamoré de su persona, nos hicimos amigos, algo increíble. Era un sol. Si no lo hubiese conocido me hubiese quedado con la idea de que era un desgraciado, que tenía su merecido.
Bonita lección.
¿Sabes cómo creo que solucionaríamos la pobreza?
¿Cómo?
¡Haciéndonos amigos de los pobres!
¿A qué te refieres exactamente?
Hacerse amigo es preocuparse por el otro, quererle, ¡que vea que quieres su bien! Ahí es cuando se sentirá a gusto contigo y te escuchará a conciencia, creyendo en ti y en las posibles soluciones que le propongas.
Pasar de marginarlos a incluirlos.
Exacto. Si algo experimenté es que los pobres prefieren comer peor y sentirse queridos a comer bien y que nadie sepa cómo se llaman. Si estuvieses en su lugar, sentado en la calle y viendo que nadie te hace caso, ¿qué pensarías?
…
¡Ya te lo digo yo! Pensarías: “oye gente, que estoy aquí en la misma ciudad, a cien metros de vuestras casas, que no hay nada que me diferencie de vosotros y pasáis de mí como si fuese un animal del zoo”. Eso es lo que sienten cuando pasamos por su lado y ni les miramos.
La indiferencia es el peor desprecio.
Es triste. La sociedad nos insensibiliza mucho. Lo peor es que no nos damos cuenta con tanto ajetreo… Yo mismo al volver a casa valoré mucho todo lo que tenía. Pero luego, es como todo, se olvida.
¿Algún remedio?
Alimentar a diario nuestra condición humana. Aquí todos estamos hechos para querer y ser queridos, ¿sí o no?
¡Sí!
Pues dándote tú es como más te llenas.
Me gusta.
Cada uno ha de encontrar de qué forma contribuir a los demás. Yo ahora me siento muy realizado haciendo lo que hago. Para mí el periodismo es una forma de ayudar a la sociedad, de aportar mi granito de arena.
¡Claro que sí! Buen verano y buena suerte.
¡Igualmente, gracias!
P.D: “Si quieres tener un recuerdo de esta entrevista en forma de camiseta con la frase “Hay que hacerse amigo de los pobres” u otra frase que te haya gustado, click aquí. P.D2: Videos de Jaume Vives en Youtube. – Antes de ir a vivir una semana con los pobres (junio 2013): – Después de vivir una semana con los pobres (julio 2013): – Antes de irse a Líbano a vivir en los campos de refugiados (julio 2014):
Gran entrevista Juan! Me gusta mucho la visión de Jaume respecto a los más desatendidos de nuestra sociedad.
Esperemos que le vaya bien por el Libano