1 de agosto. Empieza, para muchos, el mes más esperado del año, las deseadas vacaciones. Más corto para algunos y más largo para otros, lo que es seguro es que este período de desconexión nos va a pasar volando. Lo bueno es que somos los pilotos de nuestro propio tiempo. Por ello, como dice Joan García, “no se trata de perder el tiempo, sino de invertirlo, de aprovecharlo”, o lo que es sinónimo, de dar lo mejor de nosotros mismos.
Evaristo Aguado sostiene acertadamente que “la felicidad es un estado de ánimo”. “Ser proactivos y positivos depende de cada uno de nosotros”, también defiende Javier Iriondo. Ahora es un buen momento para cambiar el chip. Para sustituir el periódico por una novela apasionante, el menú del bar del trabajo por una paella en un chiringuito, un documento Excel por un Sudoku y el café de cada mañana por una siesta en una hamaca.
La verdad es que el arte del descanso es tan extenso como particular, con lo que cada uno disfruta a su manera. Sin embargo, si una cosa tengo clara, es que la pereza y el aburrimiento no descansan sino que cansan. Las personas somos seres para la acción y en consecuencia, como argumenta Alberto Akerman, “lo importante es moverse, hacer algo”. Ya sea construyendo un castillo de arena en la orilla como bailando hasta el amanecer, la cuestión es descansar de forma activa, es decir, renovar nuestras energías.
Así pues, esta autorrealización veraniega probablemente pase por, como nos explica Borja Juez, “vivir en conexión con lo que nos rodea, con la naturaleza y la comunidad”. Combinar actividades de diversión con ratos de paz y recuerdos para compartir con momentos en los que poder pensar uno solo. Como se cuestiona constantemente Lara Concellón, las vacaciones también pueden servir para plantearse “qué quiere uno en la vida”.
Sea lo que sea, como dice la frase preferida de Roger Montañola, “tot està per fer i tot és possible”, así que hagan su particular agosto con el mejor de los negocios: haciendo más felices a los suyos, dando rienda suelta a las ideas que les surjan e insuflándose de brío para poder empezar con plena motivación a la vuelta del verano.
Como evidencian Carlos Font y María Miralbell “hay que disfrutar de los buenos momentos para luego vivir de ellos”. En definitiva, hagan lo que hagan, regresen sonrientes y radiantes de alegría ya que, como bien observa Mª Encarnación Hernández, “la cara es el espejo del alma”.
Queridos anónimos extraordinaridos: nos reencontramos en septiembre.
Buena travesía,
Juan Fábregas Gomá
Un pequeño homenaje a todos tus entrevistados, Felices vacaciones!!
Genial!! Felices vacaciones crack!!!!