“Tres palabras me guían: amar, servir y sufrir. Y esto, sonriendo”

Madre Doris, una monja que contagia alegría.

55 años. Nació en Lima y vive en Abancay (Perú). Pertenece a la orden de las Hijas de la Divina Providencia, quienes acogen a niñas en situaciones de pobreza extrema. En la actualidad, entre el orfanato y las tres casas que disponen en Perú, cuidan de un total de 140 chicas. Además de llevar la dirección de los hogares, es maestra de novicias y consejera. Le encanta cantar (podéis escuchar una de sus canciones a lo largo de la entrevista) y hacer anticuchos –comida típica peruana-. Recientemente ha venido a España para agradecer la colaboración de todos los donantes y conseguir nuevas donaciones. Frase: “La medida del amor es amar sin medida” San Agustín.

Madre Doris niñas

Foto y texto: Cristina Rodríguez del Valle Pacheco, quien conoció a Madre Doris en el verano de 2010 al ir a Perú de voluntariado. 
Luz

Madre Doris es verdadera luz entre tanta pobreza. Su vitalidad, su generosidad desbordante, su pasión por la vida y su férrea fe deslumbra a cualquiera que se cruce en su camino. Es la esperanza de cientos de familias necesitadas, ahogadas por la miseria e inestabilidad social. A muchos os puede parecer un tópico aquello de que “el amor lo puede TODO” pero una vez la conoces te das cuenta que es el amor por la vida y por la gente de tu alrededor el que puede vencer cualquier adversidad. Ella lo hace cada mañana al levantarse, dedicándose en cuerpo y alma a coordinar y mejorar la vida de más de cien niñas, distribuidas en varios orfanatos, que con su tesón ha decidido sacar adelante. Como dice el guión de un anuncio sobre Perú: “la vida es una sucesión de momentos y depende de ti cómo los vivas”. Ella hace de cada momento una oportunidad para encontrar la felicidad dándose a los demás. Es una auténtica anónima extraordinaria.

¿Qué misión tienen las Hijas de la Divina Providencia?

La congregación se fundó para la atención de las jóvenes del campo y los enfermos. Pero nuestro fundador también decía que debíamos atender todas las necesidades de la diócesis. Así que en la práctica intentamos dar una solución a todo aquello que se nos va presentando.

En el orfanato acogen a niñas abandonadas. ¿Qué denominador común tienen las chicas que acuden a los hogares?

Hay todo tipo de casos. Desde padres que quieren el bien de sus hijas, y por eso las llevan al hogar, a otras que huyen de sus casas debido a un terrible sufrimiento…

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“A los 10 años decidí que quería ser sacerdote”

Joan García de Mendoza. Testigo del amor de Dios.

29 años. Nació en Vilassar de Mar. Vive en Barcelona. Vicario de la Parroquia de la Virgen de la Paz. Acompaña varios grupos de catequesis de jóvenes. Frase: “He tenido muchos problemas, la mayoría de los cuales nunca me han ocurrido”. Montaigne.

«Alter Christus»

Mosén Joan es un sacerdote cuya vivencia plena y auténtica del don de Dios le permite iluminar a todo aquel que se le acerca. De hecho, su fe es como un tesoro que comparte con los demás. Vivir en Dios le hace ver que él no es un fin en sí mismo, sino un medio para evangelizar este mundo. Su vocación pasa por estimular a los feligreses a que escuchen la llamada de Dios. Una llamada a amar al prójimo, «tanto a tu propia familia como a un chino de la provincia de Sichuan», y a ser sal en la Tierra. Aunque hoy en día ser cristiano suponga ir a contracorriente, Mosén Joan está convencido de que los valores de Cristo son los que llevan a conocer el verdadero amor y apuesta por que los fieles sean el germen transformador de esta sociedad ya que, como bien dice, “una sopa ya coge buen gusto con una pizca de sal”.

A los 10 años decidí que quería ser sacerdote.

A esa edad los niños juegan a la Play.

Una cosa es la edad física y otra la psicológica. Desde pequeño mi familia me enseñó a rezar y reflexionar. Yo tenía muy claro que la vida va de ser feliz. No se trata de perder tiempo, sino de invertirlo. Hay que aprovecharlo.

Y entró en el seminario.

Sí. Me hicieron esperar un año pero mi decisión seguía siendo la misma. Abandoné todo lo que hacía y entré en el seminario. Dieciséis años más tarde me ordené sacerdote.

¿Es feliz?

Sí.

¿Por qué? Sigue leyendo

“El amor puro de pareja tarda en llegar”

María Miralbell y Carlos Font. Recién casados.

María 24 años. Carlos 27 años. Catalanes, de Tordera y Barcelona. Se mudan a París por trabajo. Les gusta mucho viajar, ir a buscar setas juntos y el fútbol, aunque él sea perico y ella culé. Frase: “Endavant i força!”. Francisco Rubiralta.

Naturalidad

Cuando una pareja se casa es lógico que estén tan enamorados que la vida conyugal parezca un proyecto compartido idílico. Todo son ganas y predisposición para que el matrimonio sea perfecto. Sin embargo, aunque expliquen el A, B, C del amor, María y Carlos lo transmiten con tal autenticidad y naturalidad que los convierte en extraordinarios. En estos años de noviazgo han construido una relación fuerte para afrontar todo lo que venga, empezando por este primer paso que dan yéndose a vivir fuera recién casados. Su catedral amorosa la han cimentado en  base a unos valores muy bien escogidos: un amor incondicional, transparente, cariñoso, sin prejuicios y, sobre todo, natural. Son una pareja ejemplar, se aman y ven el mundo con la misma mirada. Felicidades.

¿Qué es el amor?

(María) No sabría definir mejor que es el amor más que diciéndole que se metiera en mi vida y lo viviera.

¿Y en palabras?

Amor es dar sin esperar nada a cambio.

¿Realmente lo creen?

Siempre hay momentos en los que uno flojea y el otro tira y le exiges que esté a tu altura. Pero es normal, no se puede pretender estar siempre bien con tu pareja ni exigirte el 100% porque entonces en un momento de bajón ya se acabaría todo. Sigue leyendo